martes, 18 de enero de 2011

Los libros de mi vida

Me encanta leer. Desde pequeña me acostumbre a leer un ratito cada noche antes de dormirme y ahora intento mantener esa sana costumbre cuando no me acuesto muy tarde.

De mis primeros libros tengo vagos recuerdos: las colecciones blanca y azul de El barco de vapor, con las geniales historias de fray Perico. Más adelante, los libros de El pequeño Nicolás y, por supuesto, Kika Superbruja. Con ella nos convertimos en detectives, luchamos contra indios y piratas… hasta vivimos su primer amor.

A medida que pasaban los años Enid Blyton fue ganando terreno en la estantería. Esos libros que habían leído mis padres de pequeños y que sin embargo me resultaban terriblemente actuales. Los cinco, las gemelas de Santa Clara, y sobre todo Torres de Malory.

Durante ese tiempo llegue a ser una más en aquel internado de la Inglaterra de los años 50. Con compañeras como Darrell, Sally o Alicia recorrí cada pasillo del colegio, participé en los banquetes de medianoche, fui alumna de las clases de Potty, espectadora subrepticia de las bromas a Madeimoselle y miembro casi activo del equipo de lacrosse. Por las noches, desde mi cama, podía nadar en aquella piscina excavada en la roca, justo al borde del mar.

En mi adolescencia me volvían loca las novelas que retrataban historias de amor y amistad de unos personajes tan jóvenes como yo. Libros también de la juventud de mis padre, porque las buenas historias nunca pasan de moda. Si mi madre fue la que me descubrió el mundo de Darrell Rivers, fue en el garaje de mis abuelos donde rescaté las novelas de Martín Vigil que habían pertenecido a mi padre. Sentencia para un menor, Primer amor, primer dolor…

Un sexo llamado débil me permitió asomarme a la vida universitaria de Madrid, que, muy tocada por el paso del tiempo, descubrí años después por mí misma. Pero sin lugar a dudas, mi favorito era y es La vida sale al encuentro, lo he releído medio millón de veces y aún sigo llorando…se me escapan las palabras!

También recuerdo Edad Prohibida, Vigo es Vivaldi, Diario de Paula o Palabras en la arena que, muy lejos de quedarse en meras lecturas de sobremesa, se convirtieron en un manual de instrucciones para la vida.
Con la edad me he ido diversificando, alguna biografía, novelas históricas e incluso algún ensayo, pero mis preferidas siguen siendo las mismas.

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